sábado, 31 de enero de 2009

Ecos de la imagen

ELOGIO DE LA IMAGEN: LA PALABRA *


El siglo xx fue el siglo de experimentación literaria más arriesgado de todas las centurias, las vanguardias buscaron a través del lenguaje y de las teorías modernas como el psicoanálisis, formas de expresión únicas, el surrealismo, el dadaísmo, el creacionismo, y todos los ismos que registra la historia de la literatura dan cuenta de la búsqueda creativa que los artistas hicieron para explicar el complejo mundo del espíritu humano.

En el acto creativo se estima conveniente arriesgar, ningún artista se conforma con mostrar su arte establecido con modelos prefijados, ser artista es sin duda una actitud de rebeldía, de rebelión, es decir de revelar algo novedoso, radicalmente el arte trastoca su mismo límite, por ello siempre al enfrentarnos a una obra nuestro encuentro busca la sorpresa, la propuesta y la aventura, esta palabra les sería óptima a Dadá y a Bretón, que a través de su radical sentido de la creatividad buscaron en el subconsciente freudiano la voz íntima y verdadera de la imaginación.

Quienes venimos del siglo xx somos herederos de la vanguardia, así es que todo lo que suceda en el arte no nos es ajeno, su experimentación nos es familiar, hemos visto como parte de lo cotidiano a un hombre fragmentado a la manera cubista, una escalera humillada por el hombre que la ha convertido en un monumento hacia la nada, un palabra desmedida y ociosa venida del irracional sentido del subconsciente surrealista, pensamos con el creacionismo en almidonar hojas de papel para hacer una nube y en ella sentar un pájaro de acero que intimada a Dios y a su magnificencia.

Somos herederos de la subjetividad creativa, vemos al realismo como una caricatura impostada y estorbosa, fugacidad y dialéctica. Si nos preguntaran como ya lo han hecho en qué siglo vivimos hoy, diríamos, sin duda, que en el siglo de la fugacidad, pues todo cambia aceleradamente sin dar tiempo a consolidarse ni a volverse clásico. La post-modernidad no ofrece este siglo como un estancia de tiempo fugaz, tiempo que se escapa irremediablemente, vivimos en la era de la cibernética que nos inventa un tiempo rápido e imprescindible, hoy puedo estar en Japón o Timbuctú, dándole a la tecla de la computadora que me transporta, puedo navegar sin mar hacia Malasia y vivir desdichadamente en la colonia Progreso, y regresar de nuevo a esa realidad de barrio a sabiendas de que me he comunicado con otro ser de otro lugar al que creo diferente y cercano.

Ecos de la imagen es la poesía puesta en un CD, editada por un conjunto de apasionados creadores que conocen la palabra y la dicen en poesía, conocen la imagen y la presentan en fragmentos cinematográficos, conocen ambos lenguajes que se subsidian para crear una nueva forma de comunicación, hacen uso debido de los elementos comunicativos y crean una forma de expresión. Es la tecnología al servicio de la literatura, aunque hay que advertir que el uso de ésta no es independiente, hay detrás de la cámara lo que Roland Barthes llama el ojo poético, un ojo creador y creativo, capaz de ver lo que los otros no ven, es así como estos individuos crean espacios poéticos, cualquier objeto se vuelve estético, útil a la expresión comunicativa.

Estamos en presencia del acontecimiento de un lenguaje con tecnología, de una selección de poemas que configuran si no una generación, sí al menos a un conjunto de hombres y mujeres que escriben y hacen poesía pluritemática, diversa y conjunta. Es una muestra de lo que se escribe en nuestro país, tenemos en nuestras manos (si adquieren este material) un apreciable y precioso objeto que vale el desembolso y la apuesta a utilizar el fugaz tiempo que nos queda para verlo, oírlo y gozarlo.

Sea esta la bienvenida de Ecos de imagen a la aportación de la videoteca particular y modesta de nuestros hogares.

Salud.

Felipe Mendoza**
Poeta
*Texto leído en la presentación del libro "Ecos de la imagen" el pasado 5 de diciembre de 2008 en la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).
**Felipe Mendoza (Camacho, San Ignacio, Sinaloa, 1968) estudió la licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas por la UAS y es maestro en Literatura Mexicana por la UNAM. Es autor de los poemarios "Acertijo de color" (DIFOCUR), "Fatiga para una luz" (Cronopia, San Miguel Allende), y "Fruto de soledad" (Fondo Editorial Tierra Adentro), "Los vientos enemigos (DIFOCUR/Ediciones Sin Nombre), y del libro de ensayos sobre literatura mexicana "Temas literarios" (El Colegio de Sinaloa).

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