martes, 23 de febrero de 2010

Y me besaste toda...

Y me besaste toda
sin importar que existan
las noches estrelladas
o el dolor
o la dicha
o las grisáceas nubes de los días tristes y apagados.

Sembraste tu lengua
en los fértiles rincones de mi aliento,
en la desesperación oculta entre mis piernas
y en la timidez de mis manos torpes.

Y te vi
encendiendo tu tacto con mi boca
y reconociendo en mis gemidos
la textura de lo eterno.

Hoy espero
con unos labios llorosos
que musitan tu nombre en mi pecho.


Selene Ortega
21-feb-2010

1 comentario:

Marian Raméntol dijo...

Ese pecho abierto, espectante, parece un cosmos, entero, sí.

Un saludo
Marian