lunes, 4 de octubre de 2010

Dos poemas de Daniela Camacho

Porque no

Porque no la noche, no el silencio, no la
luz. Porque no la muerte me apacigua con
su vivo latecer de lunas gemidoras y ané-
monas nocturnas. Porque no el olor a yerba
ni el sabor del higo me detienen el temblor de
versos en la lengua, el dolor anfibio de arras-
trarme en las esporas del vacío. Porque no. No
tu boca ni mi boca en otro cuerpo no, sedienta
no de sed sino de sueño porque no, la noche
no, la noche no.



Desde otro cielo

Es levísimo murmullo el grito. En el cuenco
de mi boca, un beso lírico se arrastra y me hu-
medece el canto. ¿Cómo hablarte desde aquí
si mutilaron cada miembro de mi voz? ¿Cómo
recordarte que en las manos llevo un mapa y
una brújula para ver si me extravío de esta mi
locura de sin ti? ¿Cómo, si tu cuerpo está tan
lejos de mi abismo, allí donde lo veo y no lo
toco? ¿Cómo, si en tu cielo hay niños pecado-
res y pájaros sin lluvia y en el mío mariposas
que olvidaron que volaban, migas de libélu-
las y nubes lloradoras? Tal vez si me lleno la
mirada de silencios, si me arranco las antiguas
cicatrices y ornamento tu tristeza con el hilo
de mis venas, tal vez si me anudo los retazos de
la lengua al arco de esa viola que olvidaste, sólo
así sepultaré todos los barcos. Sólo así renace-
rán las jacarandas.



Daniela Camacho (Culiacán, Sinaloa, 1980)
Plegarias para insomnes,
Editorial Praxis
2008

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