A Manuela Rodríguez Espinoza
Descalza
va mi abuela
calmando la sed de sus pies yermos
y pequeños.
Madre grande,
dueña de oráculos verdes
y de un calor que se extingue.
Mi nana avanza
a paso mudo
como despidiendo
a roce de talones
el aroma de su vida.
Selene Ortega
21-abril-2010
5 comentarios:
Las abuelas siempre han tenido algo de oráculos, mi querida Selene. Precioso homenaje....
Un abrazo
Marian
Sipi, y precioso el poema. Un becho, Claudia
Gracias a ambas. Creo yo que mi abuela se merece algo mejor, trataré.
Precioso
Precioso homenaje
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